Viajes en carretera

En la cultura de nuestro país, las historias de tiempos antiguos han sobrevivido hasta nuestros días gracias a las leyendas que se han pasado de generación en generación. Muchas de estas historias ocurrieron hace siglos, sin embargo, hay otras que aún se pueden vivir en algunos lugares de México.

Algunas de estas leyendas surgieron durante la época de la colonia en pueblos y ciudades que fueron importantes centros mineros y que ahora están abandonados por distintas razones. Hoy en día estos lugares son testigos arquitectónicos de épocas pasadas y sus paredes, túneles y callejones esconden grandes historias.

Recorrer estos pueblos es una experiencia extraña ya que están envueltos de una aura mística que crea una sensación de vacío, añoranza y respeto.

Conoce algunos de los pueblos fantasma de México y prepárate para vivir una experiencia de viaje diferente y llena de magia.

San Juan Parangaricutiro, Michoacán

Esta población de Michoacán fue víctima de una violenta erupción del volcán Paricutín en febrero de 1943. Aunque no dejó víctimas humanas, sumergió literalmente al pueblo en lava ya que arrasó con las casas de varias poblaciones y dejó como único sobreviviente a la iglesia de San Juan Parangaricutiro. La torre de la iglesia está erguida como único testigo de este fenómeno, rodeada de las piedras volcánicas, convirtiéndose en un importante atractivo turístico de la zona.

Ojuela, Durango

Uno de los primeros pueblos fantasma mineros. Fue fundando por el Jesuita Servando de Ojuelos y otros españoles, quienes descubrieron en 1598 una gran mina de plata. Durante la época de la colonia extraían oro, plata, zinc y manganeso y fue un lugar pionero y próspero que marcó el nacimiento de los estados de Durango y Coahuila. Una terrible tormenta a mediados del siglo XX inundó la mina, dejándola inutilizable y en consecuencia el pueblo fue abandonado. Uno de los atractivos de la zona es el puente colgante que data de hace 400 años, y que es considerado una maravilla arquitectónica de la época. Al caminar por ahí, el piso rechina y la estructura se tambalea.

Guerrero Viejo, Tamaulipas

Este pueblo fue fundado en 1750 y casi dos siglos después, en 1944 el gobierno de México y el de Estados Unidos construyeron la Presa Falcón. Debido a este proyecto, fue necesario evacuar la población de Ciudad Guerrero porque los niveles del agua alcanzarían a inundarlo. La población fue reubicada en la nueva ciudad de Guerrero en 1953, año de la inauguración de la presa. Actualmente se puede visitar esta población cuando los niveles del agua lo permiten. Aquí se encuentran montes de piedras que solían ser casas y edificios que han adquirido colores extraños por estar expuestos al agua y al calor desértico de la zona mucho tiempo.

Cerro de San Pedro, San Luis Potosí

Gracias al descubrimiento que albergan las montañas que rodean este pueblo, fue que se fundó la ahora capital del estado. Estas minas fueron explotadas en la primera década del siglo XX, posteriormente, en 1948, se suscitó una huelga minera que terminó en el abandono de las minas. La compañía minera decidió retirarse, pero antes dinamitó la mina, dejando que el pueblo cayera en decadencia. En la actualidad habitan en el cerro de San Pedro aproximadamente 120 personas que conviven casi espectralmente con las construcciones viejas que guardan en sus paredes historias de otro tiempo. En la iglesia principal, la plaza y las casas se pueden ver cactus y yuca que crecen salvajemente en su interior y el viento árido es lo único que rompe el silencio de este pueblo olvidado.

Mineral de Pozos, Guanajuato

Otro pueblo minero de finales del siglo XVIII que llegó a ser considerado como la comunidad minera más importante del estado. De sus minas se extraían cobre, plata, oro, bronce, mercurio y aluminio. La leyenda dice que debido a los conflictos Cristeros, fue asesinado el cura de Mineral de Pozos y desde entonces una maldición cayó sobre el poblado. Los habitantes tuvieron que emigrar a otras partes de México cuando se inundó la mina y de tener una población de 70 mil habitantes sólo quedaron 200 y un sitio en ruinas. En 1982 el gobierno comenzó una iniciativa para recuperar Mineral de Pozos, desde entonces la gente ha regresado y actualmente el pueblo cuenta con 4 mil personas. Es considerado Pueblo Mágico, en los alrededores puedes visitar lo que queda de las minas y haciendas importantes de la región. En total hay 20 minas en el área y en algunas es posible descender y explorar sus entrañas con la ayuda de un guía. En los túneles mineros, se escuchan rumores de las leyendas e historias de esta tierra ancestral.

Real de Catorce, San Luis Potosí

Este pueblo es el más popular de todos, su nombre original era “Real de Minas de la Limpia Concepción de los Álamos de Catorce”. Se le cambió el nombre a “Real de Minas de Nuestra Señora de la Purísima Concepción de los Álamos de Catorce” después de que fuera incendiado por los indígenas y reconstruido. Desde el siglo XIX los visitantes y lugareños simplemente le decían “Catorce” y finalmente se renombró como “Real de Catorce”. A raíz de la actividad de los mineros que extraían plata comenzó a tener auge la vida del pueblo, posteriormente, cuando las minas dejaron de producir, la población emigró a otras partes de México en busca de trabajo. La zona pronto se convirtió en un pueblo fantasma, resucitó a finales del siglo XX y tiene como principal fuente de ingresos el turismo nacional e internacional. Debes pasar por la mina de Concepción para llegar a las ruinas de lo que fue un lugar destinado para el material que utilizaba la compañía minera. En esa zona se exhiben calderas, molinos, almacenes de herramientas y otras curiosidades del pasado.

Debido a su historia, estos sitios forman parte de los lugares que debes de conocer de nuestro país ya que te brindarán una experiencia única. Coméntanos, ¿has visitado algún pueblo fantasma?